Wednesday, May 5, 2010

Los mártires de la sociedad civil mexicana

"¿En serio te pagan por hacer eso?" era una frase recurrente de mis conocidos cuando les conté que trabajaba en una asociación que se dedicaba a cuidar al ambiente. Y es que en México, trabajar por una causa social no es muy común todavía. Los mexicanos entendemos a los que trabajan por mejorar algo como aquellos que no pudieron conseguir un trabajo real y entonces se vuelven voluntarios (en lo que consiguen algo, claro). En el mismo conjunto están los grupos de viejitas que se dedican a rezar y tejer chambritas para los niños de la calle, y las señoras millonarias que hacen grandes banquetes de caridad.

La palabra clave aquí es, precisamente, caridad. En México aún creemos que el trabajo social es caridad y no algo serio. Y no es que la caridad no sea seria, pero dista mucho de ser lo que persigue una Organización de la Sociedad Civil. Ya es tiempo de cambiarlo, no me cabe duda. Sin embargo, hay miles de factores que hay que vencer.

En primer lugar, está la muy estresante burocracia mexicana. Si creíamos que poner una empresa en México era difícil, intentemos una Asociación. Es una proeza casi sobrenatural lograrlo. Mis respetos a los que han tenido éxito; yo sigo intentándolo.

En segundo, están los que ya tienen su organización. Bien. Recaudar fondos para una causa social en este país es un poco complicado, sobre todo porque carecemos de una cultura en ese sentido. Regreso al tema de la caridad. Aquí se cree que "se hace el bien" al donar unos centavos en una alcancía cada año y llorar con el Teletón. Me reservaré mi opinión para seguir con el tercer argumento.

En tercera, la mayoría de las organizaciones sociales carece de planeación y seriedad, por lo cual, cada uno de sus proyectos es literalmente un via crucis para el personal, que tiene que hacerle de todo: PR, mensajero, chofer, alto ejecutivo, administrador, animador, etc. para que el proyecto salga (con resultados mínimos derivados de la falta de planeación y visión).

Y para concluir, quiero abordar el punto que más me preocupa en este respecto. Aquellos que, pese a todo esto, se atreven a trabajar en una organización de corte social, generalmente sufren económicamente, por diversos motivos. El primero (y más importante), porque en México está mal visto que alguien viva bien si trabaja en una OSC. El concepto del luchador social está peleado con el de estabilidad financiera. Todos en las asociaciones deben ser unos mártires de sus causas para ser unos verdaderos luchadores sociales. Parte del entrenamiento en varias organizaciones consiste en tips para evadir al fisco y al Seguro Social, porque simplemente la asociación "no puede" darse esos "lujos". En lo personal, me parece que es éste uno de los motivos más relevantes del por qué a la gente en México le interesa más trabajar en una empresa que en una asociación. ¿Cómo podría alguien dedicarse a salvar al mundo cuando no puede financiar sus necesidades básicas? Los tiempos de martirizarse por buscar el bien ya no son éstos. Los ong-eros no son misioneros, ni es necesario verlos flagelarse y sangrar para creer en su causa.

Para los que no me lo crean, los invito a visitar los sitios de AI y CICR (por dar dos ejemplos) y ver los salarios que pueden pagarle a sus empleados. ¿Cómo lo hacen? Una palabra: profesionalismo.