Hoy caí en cuenta de muchas cosas: de que hablo de la realidad ya no como si fuera un juego, sino como algo que me emociona y me da nervios, al igual que mi futuro. Un gran futuro, ¿no? (Jajajajajaja)
Y, mientras eso sucede, la verdad es que una parte de mí sigue viendo la Luna y esperando a que un día tenga tiempo de ponerme a escuchar las cursilerías que no salen de mi mente y me digne a plasmarlas en papel.
En el ínter, debo confesar que he desarrollado un cierto pavor hacia las hojas en blanco.